jueves, 14 de mayo de 2009

conversaciones sin michael

Las instituciones nunca fueron paño a examinar o nudo descolgado. Ni siquiera me planteaba el fondo como un conflicto a reconciliar para fraternizar marchitos anales secos de domésticos enfriados que remachan fastidios y ordenan apego.
Me oxido con su llanto de chica cristiana y femenina que clama por el olvidado ruso y quiere volar a Mercedes para librarlo y redimirlo.
Chorreando circunspecta y modosita de esto y aquello caigo en la cuenta de que yo también he abandonado indirectamente sin conciencia ni escrúpulo. Sin piedad de lloreras y suspiros, desoyendo el deseo suplicante y desvalido de no querer permanecer en el limbo social del averno abismal que transforma en ermitaño del contexto.
Corduras y criterios sinrazones.
Las decisiones y sus ramificaciones involuntarias pero maliciosas al fin. Muerte en vida y el derecho que nos arrogamos.
El completo absurdo de tragarse (a sabiendas) que el cotidiano no huele a azares.
El terrible error de creer que lo notable, claro y evidente viene rotulado y titilando.
Todo, las firmezas y sus consecuencias.
La conciencia de la relevancia y la puesta en práctica urgente.
El deseo de ser…amada, llorada y renacida en vos que no me lees.

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