domingo, 8 de febrero de 2009

12o4


cruzada

La vela, el santo, el óbolo, y las sábanas.
Procesión al norte gateando junto al infame becerro.
Sólo la bilingüeFe va rumbosur. La estela profana lía los bártulos con la brújula que predestina los fines y universaliza los vicios.
La rorra colonizadora, quería izar la bandera y después….la vida.
Curiosamente (y no todo lo contrario), el último óleo marplatense tenía su blasón plantado. Una pequeña banderita nívea, antónimo de cándida rendición y primer autorretrato limpio ausente de semblante.
Huida en excursión al periplo de grises andanzas y odiseas de riesgo cabreado.
Premoniciones antes de la emigración que curiosamente iba al norte.

Simones nones

¿Todo suma?
Ese esfuerzo por ubicarse, pertenecer, eternizarse, parecer…agota, me extenúa.
Palpable es que los Scotch no nos caracterizamos por ser los indispensables del convite, pero en el intento uno también puede aniquilar el esbozo de aspiración.
¿Cuál es el fin de tanta pompa baldía?
¿Habría más circulación si fuera tanteada como hora cátedra?
Leyendo de perfil la historia de cómo se conocieron mis admiradas Simone Weil y Simone De Beauvoir, descubro flamantes parecidos entre su estilo de rozarse con “los otros” y el mío….
La animosidad inescrupulosa confabulaba y los arrabaleros nones abordaban y acometían.
Todo se esfumaba primitivamente (el grito de S. S.) y seguía por rumores, cuchicheos* y discreciones… (la peregrinación de S. S.).

*cuchicheo: del verbo cuchichear y además (por si fuera poco): hablar en voz baja. Persona que colecciona cuchichos. Hábitat (en plural) de ciertos caniches macho. Etc.