jueves, 12 de febrero de 2009

laboriosa la osa

Me compré una agenda.
El nombre me pareció absolutamente premonitorio y alentador: TILIBRA 2009.
¿De qué me librará? ya veremos.
Es la maquinita que enciende el dispositivo cardinal para sentir que se está haciendo algo productivo, por ejemplo, completar la primera página con los datos personales.
Una vez que se ha marcado territorio de usufructo…llenar con obligaciones, ceremonias y citas remotas, de esas que durante el año jamás anotaríamos y seguramente pasarían inadvertidas en la vorágine cero nueve, que no empezó pero ya se siente olorcito a zapatazo irakí.
Empiezan los chistaditos telefónicos tornasolados de pretextos que capotean sinceridades en todos los idiomas sin discriminar razas ni credos.
Alienta no ser accidental pero irrumpe esa zarandeada pavorosa de ser llanamente encontrable.
También me compré unos chapines. Son verdes y con una punta extraña, larga y graciosa.
De parrafada hacker con la buika, compinche feligrés, inseparable compañera trotamundos (sin salir de casa), descubro que en realidad yo había salido a hacer diligencias*.
Cual mullido diván (con sumo respeto) se revela ante mis ojos el porqué de estas compras que hasta el momento me parecían ingenuas voluntades del destino compulsivo que estoy explorando.
Parece ser que el haber enfrentado esas situaciones tensas y desagradables a las cuales llamaremos “trámites” (que además salieron como el mismísimo….), fueron el puntapié (valga la redundancia) para estas comprillas premonitorias de fatigas escritas con oscilaciones de grises y ultimar empeños taconeando…
El verde esperanza llegará antes que yo con zarpada afilada y burlona como alisando el tramo para la botadura certera.
El dilema era: ¿que me busquen o que me encuentren?
La cuestión ahora es: yo voy al encuentro de lo que pretendo.
Y ya!

*Relativo a burocracias, papeleos, deberes, obligaciones. Dícese también del medio de transporte utilizado en el far west por los cowboys.