viernes, 19 de junio de 2009

veneno negro

Melendina la melómana se hizo amiga de la húngara.
De caballos y luna llenas, de aires y hojas de otoño, de traficantes de vaya uno a saber….
Enfermas pero sin un rasguño.
Locas por amar tanto, por caminar la vida en vez de beberla.
Preocupadas por la cara de mi padre, por la novia que fuga.
Por la pantomima extinguida con la vela.
Potra de chiripá y chancleta que con acierto lúcido entre ocasos y azares carambolea oleos de zapallos suertudos que aunque desteñidos y rancios son privilegiados por la chamba para matizar las sombras.
Aventura teñida de motas entonadas que de manchas pintarrajeadas contornean barnizadas los tatuajes esfumados por el baño.
Abrillantada canta entre cubiertos de madera con pelos raídos.
Que más puede salir mal?

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